Mil estrellas antes de ir a dormir, ha cambiado mi mirada y tu sigues igual al partir. Viajes por aviones nuevos, y una vida escapando de una sombra moribunda. En un momento de lluvia de ninguna parte recuerdo el interludio de mi vida arruinada, como un mesero escribiendo cansado de tanto tomar.
Bebiendo Martini no recuerdo como fue que te encontré en el interludio más perdido de mi ser. Buscamos el mundo en bolsas de dormir, para perdernos en regalos sin abrir. Noches sin compañía y sin luces blancas, donde dijiste que me amabas como en un sueño de madrugada desmejorada.
Con nuevas alas, nuevas ideas e ilusiones viejas; creamos un universo sin igual imaginando ir aún más allá, entre vientos abandonados nos encontramos en momentos raros en el interludio inmortal de nuestras vidas, en nuestro interludio abandonado en soledad para nuestro amor perpetuo de cristal.