jueves, 19 de agosto de 2010

Perdición

Hoy amaneció tan nublado como mi corazón después de perderte. Sé que mi equipaje sigue listo para un viaje hacia la nada desde hace tres años. Y ahora sólo en una nueva huida me espera otro amor asesino, dentro de esos castillos de hielo que resguardan corazones malditos.

Mañana apagaremos las pocas luces de nuestro débil recuerdo, en un invierno eterno en las venas como ríos de ese corazón que dibujaba en la parte olvidada de mi cuaderno. A pocas horas de las promesas que rompieron en el mar, encontré siete lunas dentro de tu mirar, cuando te vi llorar y esas perlas cayeron dentro de una copa en un pequeño bar. Pude escribir en un verso que me odiaste cuando no te quise volver a mirar, sólo para recordarlo y no me vaya a traicionar.

Sí, te amo, y ya no te lo puedo volver a decir, aunque no lo entiendas ahora borraré esa parte de mi vida que cubre tu nombre que no pude nunca maldecir. No te odio, probaré no sentir nada por ti, mi ausencia es el precio de tu frustración y mi dolor por la falta de tu sonrisa será mi triste perdición.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Luz de muerte

Bajo un nuevo crepúsculo se verá una luz más fuerte, una lluvia incandescente de un dulce amor y unas ganas locas de querer volver a verte. Bajo el crepúsculo vespertino de tu suerte, encontrarás esas nueve llaves para ese candado raro que protege tu corazón de una luz de muerte.

Fue esa lluvia en la que contamos cada gota como ovejas al dormir, cada gota con tu recuerdo mientras fumaba ese cigarrillo que le gritaba al mundo entero que seguías aquí cuando me perdí. Hoy no verás más ese miedo en ti y tus recuerdos los guardarás en cajas de cristal cuando hayas encontrado esos caminos por donde suelo andar, donde las avenidas son más frías pero sublimes a tu lado.

El sonido de mi voz es parte tu pasado, la luz de tu mirada muestra mi futuro, ahora lo sé; esa ceguera maldita que no te dejó ver hace mucho tiempo desapareció sin dejar rastro al caer, ahora nuevas huellas marcaremos en ese mar de ilusiones y naufragios, huellas de amor estampadas en la luna que nos seguirán como lobos al amanecer entre la mirada fiel de esa tenue luz de muerte.